En materia de seguridad vial y de concienciación en carretera, hemos evolucionado más de lo que pensamos. La concienciación contra las infracciones y contra la siniestralidad en carretera ha ganado muchos enteros y eso se nota en las cifras. Cierto es que donde hay un margen de seguridad hay una persona que quiere experimentar el límite, o bien que se lo pasa por “el arco del triunfo”, y entonces pasa lo que pasa y es inevitable. Para la mayoría de la población, el factor riesgo en la conducción depende más del propio conductor, de la vía en segunda instancia, y del coche en tercer lugar pero con dos vueltas de desventaja.
Podemos sentirnos bien con nosotros mismos conduciendo vehículos que pasan los tests más exigentes, que nos arropan entre airbags de todas clases, que tienen mejores neumáticos, mejor sistema de suspensiones y de frenado, motores más flexibles y potentes que nos sacan de más apuros de los que pensamos. En definitiva, si saltamos en el tiempo 30 años atrás, podemos estar seguros de que viviríamos situaciones límite con más frecuencia que hoy en día.
A veces es bueno echar la vista atrás y comprobar que, a pesar de todo, del límite de velocidad a 110 km/h, de la siniestralidad, de la percepción de que aquí se viene a sancionarnos, tenemos hoy en día vehículos que nos salvan la vida en situaciones que años atrás pintarían un cuadro bien diferente. Y sobre todo, tenemos conciencia suficiente como para disfrutar de anuncios respetuosos con la carretera, que no incitan a correr riesgos que ya sabemos, que no compensan.